Trayendo Soledad a Nuestras Vidas

Extractos de: Haciendo Todas Las Cosas Nuevas Henri J. M. Nouwen el 6 de Abril, 2016

Temas: Disciplinas Espirituales Devocional Clásicos de Soledad

La eminente y práctica guía de Henri Nouwen en las disciplinas espirituales de soledad vale la pena leer por lo menos una base anual. Su figura de la mente distraída de un debo orar como una casa con una docena de visitantes golpeando a la puerta se ha quedado conmigo, “al principio, las muchas distracciones se mantienen presentes. Despues, como reciben cada vez menos atención, lentamente desaparecen”.

eminently practical guidance on the spiritual discipline of solitude is worth reading on at least an annual basis. His picture of the distracted mind of a would-be pray-er as a house with a dozen visitors pounding at the doors has long stayed with me. “At first, the many distractions keep presenting themselves. Later, as they receive less and less attention, they slowly withdraw.”

—Carolyn Arends
Director de Educación, Renovaré

1. Trabajo Duro

La vida espiritual es un regalo. Es el don del Espíritu Santo, el cual nos levanta al reino del amor de Dios. Pero decir que ser levantado al reino del amor es un don divino no significa que esperemos pasivamente hasta que el regalo nos es ofrecido.

Jesús nos dice que pongamos nuestros corazones en el reino. El poner nuestros corazones en algo involucra no solo una aspiración seria sino también una fuerte determinación. Una vida espiritual requiere esfuerzo humano. Las fuerzas que nos detienen y nos llevan a una vida llena de temor están lejos de ser vencidas fácilmente.

“Que difícil es,” Exclama Jesús, “… ¡entrar al reino de Dios!” (Marcos 10:23). Y convencernos de la necesidad del trabajo duro, él dice: “si alguien quiere seguirme, niéguese a sí mismo y tome su cruz y sígame ̈ (Mateo 16:24).

2. La Pequeña y Gentil Voz

Aquí tocamos la pregunta de la disciplina en la vida spiritual. Una vida espiritual sin disciplina es imposible. Disciplina es la otra cara del discipulado. La práctica de una disciplina spiritual nos hace más sensibles a la pequeña y gentil voz de Dios.

El profeto Elías no encontró a Dios en el viento poderoso o en el terremoto o en el fuego, pero en la pequeña voz (vea 1 de Reyes 19:9-13). A través de la práctica de disciplinas espirituales nos hace atentos a la pequeña voz y dispuestos a responder cuando la escuchamos.

3. De Una Vida Absurda a Una Vida Obediente

De todo lo que dije sobre nuestras vidas saturadas y llenas de preocupación, es claro que por lo general estamos rodeados por tantos ruidos exteriores que es difícil escuchar verdaderamente nuestro Dios cuando nos habla. Frecuentemente nos volvemos sordos, incapaces de saber cuándo Dios nos llama e incapaces de entender en cual dirección nos llama.

Entonces nuestras vidas se han vuelto absurdas. En la palabra absurda encontramos la palabra en latín: surdus, la cual significa: “sordo.” Una vida espiritual requiere disciplina porque necesitamos aprender a escuchar a Dios, quien habla constantemente pero a quien raramente escuchamos.

Sin embargo, cuando aprendemos a escuchar, nuestras vidas se vuelven vidas obedientes. La palabra: obediente viene de la palabra en latín: audire, la cual significa “escuchar.” Una disciplina espiritual es necesaria a fin de cambiar lentamente de una vida absurda a una vida obediente, de una vida llena de preocupaciones ruidosas a una vida en la cual hay espacio interior libre donde podemos escuchar a nuestro Dios y seguir su dirección.

La vida de Jesús era una vida de obediencia. Él siempre estaba escuchando al Padre, siempre atento a su voz, siempre alerta a sus direcciones. Jesús era “todo oído.” Esa es oración verdadera: ser todo oído para Dios. La base de toda oración es sin duda escuchar, obedientemente manteniéndose parados en la presencia de Dios.

4. El Esfuerzo Concentrado

Una disciplina espiritual, por lo tanto, es el concentrado esfuerzo para crear algún espacio interior y un espacio exterior en nuestras vidas, donde esta obediencia pueda ser practicada. A través de una disciplina espiritual prevenimos al mundo de llenar nuestras vidas hasta tal punto que no queda espacio para escuchar. Una disciplina espiritual nos libera para orar, o mejor dicho, permite que el espíritu de Dios ore en nosotros.

5. Un Tiempo y Un Espacio

Sin soledad es virtualmente imposible vivir una vida espiritual. La soledad comienza con un tiempo y un espacio para Dios, y solo él. Si de verdad creemos no solo que Dios existe, pero también que él está activamente presente en nuestras vidas –sanando, enseñando, y guiando- Necesitamos apartar tiempo y espacio para darle nuestra atención fija. Jesús dice: “Ve a tu cuarto en privado y, cuando hayas cerrado la puerta, ora al Padre quien está en ese lugar secreto” (Mateo 6:6).

6. Caos Interior

Traer algo de soledad en nuestras vidas es algo de lo más necesario pero también es una de las disciplinas más difíciles. Aunque tal vez tengamos un deseo profundo de real soledad, también experimentamos cierta aprensión al ir enfocando a ese lugar y tiempo solitario. Tan pronto como estamos solos, sin personas que nos hablen, libros que leer, televisión que ver, o llamadas que hacer, un caos interno se abre en nosotros.

Este caos puede ser tan perturbador y tan confuso que difícilmente podemos esperar para estar ocupados nuevamente. Entrando al cuarto privado y cerrando la puerta, por lo tanto, no significa que inmediatamente dejamos fuera nuestras duda interiores, ansiedades, miedos, memorias malas, conflictos no resueltos, sentimientos enojados, y deseos impulsivos. Al contrario, cuando hemos eliminado nuestras distracciones exteriores, frecuentemente encontramos que nuestras distracciones interiores se manifiestan con toda la fuerza.

Frecuentemente usamos esas distracciones exteriores para escudarnos de los ruidos interiores. No es sorprendente que se nos hace difícil pasar tiempo a solas. La confrontación con nuestros conflictos interiores puede ser demasiado doloroso para soportar.

Esto hace la disciplina de soledad aún más importante. La soledad no es una respuesta espontánea a una vida ocupada y preocupada. Hay demasiadas razones para no estar a solas. Por lo tanto tenemos que empezar a planear cuidadosamente algo de soledad.

7. Escribe en lo Blanco y en lo Negro

Cinco o diez minutos al día tal vez es lo que podemos tolerar. Tal vez estemos listos para una hora cada día, una tarde cada semana, un mes cada mes, o una semana cada año. La cantidad de tiempo será diferente para cada persona de acuerdo con su temperamento, edad, trabajo, estilo de vida, y madurez.

Pero no tomamos seriamente la vida espiritual si no tomamos tiempo para estar con Dios y escucharlo. Tal vez tengamos que escribirlo en blanco y negro en nuestro calendario para que nadie pueda quitarnos este periodo de tiempo. Entonces podremos decir a nuestros amigos, vecinos, estudiantes, clientes, o pacientes, “lo siento, pero ya tengo un compromiso para ese tiempo y no puede ser cambiado o movido”

8. Bombardeado por Miles de Pensamientos

Ya que nos hemos comprometido a pasar mes tiempo en soledad, hemos desarrollado la atención a la voz de Dios en nosotros. En el principio, durante los primeros días, semanas, o aun meses, tal vez tendremos el sentimiento que estamos simplemente desperdiciando nuestro tiempo. El tiempo en soledad tal vez al principio pareciera no más que un tiempo en el que estamos siendo bombardeados por miles de pensamientos y sentimientos que emergen de áreas escondidas de nuestras mentes.

Uno de los primeros escritores Cristianos describe la primera etapa de oración solitaria como una experiencia de un hombre quien, después de años de vivir con puertas abiertas, de repente toma la decisión de cerrarlas. Los visitantes que antes venían y entraban a su casa empezaron a golpear sus puertas, preguntándose por que no se les permitía entrar. Solamente cuando se daban cuenta de que no eran bienvenidos gradualmente dejaban de venir.

Este es la experiencia de cualquier persona que decide entrar en la soledad después de una vida sin mucha disciplina espiritual. Al principio, muchas distracciones se sigan presentando. Después, cuando reciben cada vez menos atención, lentamente se retiran.

9. Tentado a huir

Es claro que lo que importa es la fidelidad a la disciplina. En el principio, la soledad parece tan contraria a nuestros deseos que estamos constantemente tentados a huir de ella. Una forma de huir es soñar despierto o simplemente quedarse dormido. Pero cuando nos apegamos a nuestra disciplina, en la convicción de que Dios está con nosotros aun cuando aún no lo hemos escuchado, lentamente descubrimos que no queremos perder nuestro tiempo asolas con Dios. Aunque no experimentemos mucha satisfacción en nuestra soledad, nos damos cuenta que un dia sin soledad es menos “espiritual” que un día con soledad.

10. La Primera Señal de Oración

Intuitivamente, sabemos que es importante pasar tiempo en soledad. Incluso comenzamos a buscar este extraño periodo de inutilidad. Este deseo por la soledad a menudo es la primera señal de oración, la primera indicación de que la presencia del Espíritu de Dios ya no permanece desapercibida.

Así como nos vaciamos de muchas de nuestras preocupaciones, llegamos a saber no solo con nuestras mentes pero con nuestros corazones que realmente nunca estamos solos, que el espíritu de Dios ha estado con nosotros todo el tiempo. Así llegamos a entender lo que Pablo escribe a los romanos, “El sufrimiento produce paciencia… y la paciencia produce perseverancia, y la perseverancia produce esperanza, y esta esperanza no es engañosa, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el espíritu Santo que nos ha dado.” (Romanos 5:4-6)

11. El Camino a la Esperanza

En soledad, llegamos a conocer el espíritu que ya se nos ha dado. Los dolores y problemas que encontramos en la soledad se convierten en la forma de esperanza, porque nuestra esperanza no está basada en algo que pasara después de que nuestros sufrimientos se terminan, pero en la real presencia del Espíritu sanador de Dios en medio de esos sufrimientos.

La disciplina de soledad nos permite gradualmente llegar a ponernos en contacto con esta esperanzada presencia de Dios en nuestras vidas, y nos permite también probar incluso ahora el comienzo del gozo y la paz, la cual pertenece a nuevo cielo y a la nueva tierra.

La disciplina de soledad, como lo he descrito aquí, es una de las disciplinas más ponderosas en el desarrollo de una vida de oración. Es una simple, pero no fácil, forma de liberarnos de la esclavitud de las ocupaciones y las preocupaciones y comenzar a escuchar la voz que hace todas las cosas nuevas.

Source: https://renovare.org/articles/bringing-solitude-into-our-lives