Preso en tu libertad…

Carlos Preciado

El día dejé la fe de mi familia, para tener una relacion mas cercana con Jesus, tuve que hacer frente a una realidad inesperada. Mi familia no acepto mi decision, como una buena noticia.  Mis abuelos y mi tío. se habían hecho cargo de mi educación por mas de doce años.  Al graduarme de la universidad, despues de leer en uno de los evangelios, que creyendo y siendo bautizado seria salvo; pedi a mi mejor amigo que me bautizara. Mi abuela sobre todo, tomo una posición muy estricta y me dijo “si tu dejas la fe de tu familia, yo te desheredo”.  Yo le respondí, que yo la amaba por ser mi abuelita, pero no por el dinero que ella o cualquier otro miembro de la familia, me pudiera dar.

 

Pasó un buen tiempo y me case con la mujer que Dios tenia preparada para mi, desde el principio de la creacion.  Vivíamos y servíamos en la iglesia en Miami, con los jovenes, matrimonios y grupos pequeños.  El apartamento donde vivíamos tenia una pequeña estufa, despues la mesa como comedor, y un espacio para un futon el baño y el cuarto.  Para nosotros, era nuestro castillo y casi siempre estaba lleno de hermanos, que venían a comer o pasar un rato agradable.

 

Yo trabajaba manejando un camión, recogiendo todo tipo de carga para despues llevarla a alguna bodega o el aeropuerto.  De vez en cuando, me tocaba ir a recoger algunas cosas no muy comunes.

 

En una ocasión, me mandaron a recoger un cuadro a un lugar de millonarios.  Cuando llegue vi a un joven de mi edad, 24 años que abrió la puerta del apartamento.  Ese no era cualquier apartamento, parecía una casa.  Tenia escaleras que llevaban a un segundo piso, con una vista de toda la ciudad de Miami, tres baños, cuatro cuartos, dos salas, dos comedores, pinturas y esculturas por todos lados.  La cocina era casi del tamaño de mi apartamento.

 

Despues de intercambiar un par de palabras con el muchacho, me di cuenta que el era el dueño del apartamento y que el cuadro que tenia que transportar, era parte de una herencia que junto con el apartamento, su mama le habia dejado.  Ella habia muerto hacia una semana y el necesitaba llevar el cuadro a una galería para subastarlo.

 

En el camino a la galería yo lo seguía en el camión, mientras el manejaba un Ferrari Diablo rojo del año.  Paro en una gasolinera y yo también aproveche a cargar diesel, me puse a platicar con el.  Después de unos minutos el con lágrimas en los ojos, me contó como habia sido su relación con su mama, y como el papa no tenia comunicación con el.  Yo le compartí de Jesús y como el habia llenado mi vida y quizas pudiera hacer lo mismo con el.

 

Tristemente, el me miro de arriba a abajo, miro el camión, y me dijo “Para ti es fácil seguir a Jesús, pues tu no tienes nada; pero yo soy como un pájaro preso en mi propia jaula.  Mi círculo de “amigos” no me aceptarían si yo hiciera eso.  Además tengo muchas cosas y no estoy listo para dejarlas.

 

En la palabra de Dios hay un dialogo que me recuerda mucho de lo que me ocurrió ese dia.

“Al salir él para seguir su camino, llegó uno corriendo y, arrodillándose delante de él, le preguntó: —Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Jesús le dijo: —¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, sino solo uno, Dios. Los mandamientos sabes: “No adulteres. No mates. No hurtes. No digas falso testimonio. No defraudes. Honra a tu padre y a tu madre.” Él entonces, respondiendo, le dijo: —Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud. Entonces Jesús, mirándolo, lo amó y le dijo: —Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz. Pero él, afligido por esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones. Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: —¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!”

San Marcos 10:17-23

 

Mi abuela ya murió, y cumplió su palabra de no incluirme en su testamento, pero Jesús es fiel y nunca nos ha dejado ni un dia sin comer, ni un dia sin vestido, ni un dia sin techo.  Además hemos estado en casas de hermanos, que tienen mucho dinero y nos han hospedado, hasta nos han dejado las llaves de sus casas y carros, para que los usemos si los necesitamos.  Tenemos una herencia que nadie nos la quita. Una herencia celestial.

 

“Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su gran misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarchitable, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios, mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo final.”

1 Pedro 1:3-5

Una de las cosas, que mas me gusta de Jesús es que el nos libera, de todo lo que nos tiene aprisionados.  Porque aun cuando uno no se da cuenta, somos presos de nuestros pecados, somos presos en nuestra propia libertad.

 

“El Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad.”

2 Corintios 3:17