Leonor Rojas Arellano
Ese día comenzaba una semana más, como la mayoría de las ocasiones trate de escuchar atenta y reflexiva la oración del día, la lectura era del evangelio de Marcos 1, 17-18: “Vengan, síganme -les dijo Jesús- y los haré pescadores de hombres”. Al momento dejaron las redes y lo siguieron”. Pero este día fue diferente, así lo sentí, al terminar el momento de oración, me invitaste a estar de otra manera en mi día a día cotidiano, a compartir tu camino, a que también a mi me llamas…
No espera, creo que me estás confundiendo, no soy la persona indicada, pero si aún no comprendo claramente tu proyecto en un contexto actual por momentos tan caótico y apático, como puedo compartirlo, además yo me imagino que antes era más fácil, tus discípulos aceptaron porque tenían tiempo de sobra y eran otras condiciones, bueno lo que quiero expresar es que no creo ser la persona indicada, pero muchas gracias por pensar en mi. En el fondo me sentía tan avergonzada porque no era a un vendedor al que rechazaba su oferta de producto o servicio, era a Jesús mismo a quien le acaba de decir que por el momento no.
Y a los pocos minutos ya estaba enrolada en la siguiente actividad del día y luego en otra; ese mismo día pero 4 horas después llegó un mensaje por correo electrónico de J. Omar Palafox, dónde me invitaba a contribuir con Ashrei, lo leí con asombró, y pensé mi amigo James Henderson debió ser quien le habló de mi; James fue en alguna etapa de mi vida mi profesor de ingles, para después convertirse en un amigo espiritual que a pesar de la lejanía geográfica siempre esta pendiente de apoyarme a continuar con mi crecimiento espiritual, meses atrás me pidió apoyo para traducir algunos textos y termine reflexionándolos profundamente. Mi curiosidad me dirigió rápidamente a conocer más sobre Ashrei, pero nuevamente cuestioné mi poca preparación espiritual y no respondí el correo de Omar, lo pensaré después me dije esa mañana.
En los siguientes días me cuestione cual era la razón que me impedía decir si, y vinieron a mi mente algunas historias personales y algunos temores afloraron. Soy de formación académica Químico Farmacéutico y aunque vengo de una familia religiosa, la forma en que aprendí a relacionarme con Dios a etapas tempranas de mi vida fue hasta cierto punto inalcanzable, rígida y obligada; pero Jesús saldría a mi encuentro de tantas formas, algunas tan inesperadas, generosas y sorprendentes. Recuerdo como estudiante en mi preparación profesional en una escuela laica y pública en la carrera de Química, en la materia de microbiología un profesor que llegaba puntualmente a su clase y de los más de 30 alumnos que éramos lo primero que hacía era simular buscar a alguien para que le respondiera la siguiente pregunta, ¿De cuántos libros esta formada la Biblia? Mi profesor siempre dirigía la pregunta hacia mi; recuerdo apenada que nunca pude responder la pregunta, inclusive eran mis compañeros quien a manera de burla me decían si ya había investigado la pregunta del profesor; pero eran otros tiempos, mis accesos de información estaban en las bibliotecas de las áreas médico-biológicas, no había internet y mi circulo cercano tampoco conocía esa respuesta. Y sin embargo Jesús haría llegar a mis manos 3 biblias en diferentes momentos, con diferentes personas, en situaciones muy diferentes, y ahora justo que estoy escribiendo esta reseña, dos de ellas se encuentran aquí a mi lado, y una de ellas, dedicada por mis amigos James y Erin, donde sus palabras escritas con amor en la primera hoja de la Biblia me piden “que encuentre al Dios bueno, verdadero y humano” no dejan de emocionarme.
Efectivamente, hoy me encuentro compartiendo con ustedes este texto porque acepte la propuesta de Jesús de colaborar con Ashrei, por supuesto debo darle el crédito también a Omar, que sin conocernos no dudo en invitarme a vivir en comunidad esta nueva experiencia, es así como Jesús sale a nuestro encuentro de la forma más inesperada pero generosa, sólo pido humildemente que me guíe e ilumine para entender claramente su proyecto. Salmo 85-11: “Instrúyeme, SEÑOR, en tu camino, para conducirme con fidelidad”. Ayúdame a no actuar inconsistentemente en tu camino, a compartir con otros la forma tan real y amorosa como señalas la senda que debemos seguir, a mostrar que la forma en que operas no es lineal, que estás tan cerca y comprendes perfectamente nuestros temores e inquietudes, pero que también nos has dotado de talentos y ricas experiencias que nos permiten continuar en tu camino y animar a otros.
Y justo es esto lo que quiero iniciar con este primer texto compartido, a animarlos a recordar y responder estas preguntas, ¿Cuántas veces recuerdas que Jesús ha salido a tu encuentro? ¿Ha sido fácil decir sí a su llamado? ¿Porqué consideras que para algunos es más fácil aceptar la propuesta de Jesús? Sin duda en el camino encontraremos a otros amigos que también compartirán contigo sus enriquecedoras experiencias.
Por mi parte agradezco nuevamente a Jesús invitarme a formar parte de esta hermosa comunidad y a todos ustedes que amablemente me permiten iniciar esta nueva etapa a su lado.