El silbido apacible de Dios

Carlos Preciado

“Allí se metió en una cueva, donde pasó la noche. Llegó a él palabra de Jehová, el cual le dijo: —¿Qué haces aquí, Elías? Él respondió: —He sentido un vivo celo por Jehová, Dios de los ejércitos, porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares y han matado a espada a tus profetas. Sólo yo he quedado y me buscan para quitarme la vida. Jehová le dijo: —Sal fuera y ponte en el monte delante de Jehová. En ese momento pasaba Jehová, y un viento grande y poderoso rompía los montes y quebraba las peñas delante de Jehová; pero Jehová no estaba en el viento. Tras el viento hubo un terremoto; pero Jehová no estaba en el terremoto. Tras el terremoto hubo un fuego; pero Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego se escuchó un silbo apacible y delicado. Cuando Elías lo oyó, se cubrió el rostro con el manto, salió y se puso a la puerta de la cueva. Entonces le llegó una voz que le decía: —¿Qué haces aquí, Elías? Él respondió: —He sentido un vivo celo por Jehová, Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares y han matado a espada a tus profetas. Sólo yo he quedado y me buscan para quitarme la vida. Jehová le dijo: —Ve, vuelve por el mismo camino, hacia el desierto de Damasco. Llegarás y ungirás a Hazael como rey de Siria. A Jehú hijo de Nimsi lo ungirás como rey de Israel, y a Eliseo hijo de Safat, de Abel-mehola, lo ungirás como profeta para que ocupe tu lugar.”

1 Reyes 19:9-16

Hace ya como tres años conocí a Ronald.  Estábamos reuniéndonos un grupo de varones de la Iglesia los viernes a leer la palabra.  La meta no era estudiarla, sino descubrir el principio al cual nos apuntaba para poder vivir de acuerdo.  Ese viernes llego Jordan con Johan y Ronald.  Ronald casi no hablaba y al principio pensé que era tímido, pero realmente era que no sabia mucho español.  Sus padres son de Guatemala, pero le hablaban poco en español y el no lo aprendió muy bien.  Sin embargó algo me llamaba la atención de ese muchacho, pues solo tenia 20 años y me preguntaba si tendría una inquietud, en cuanto a lo espiritual.

Casi un año despues de ese encuentro con Ronald, pedía en mis oraciones por el.  Era raro, pues fue realmente muy poco tiempo que lo vi y no; lo conocía bien, sin embargo, sentía la necesidad de hablar con el. 

Un dia mientras hablábamos con hermanos de habla inglés, acerca de la posibilidad de alcanzar con las buenas noticias de Jesús a la comunidad que hablaba español; nos pusimos de acuerdo para tener una noche en el local de la Iglesia que celebrara la hispanidad.  Cada hermano contribuyo con algo de su país, y yo llame a Paz.  Paz, es una mujer de padres mexicanos que dirige un balé folclórico con danzas y vestuarios típicos de los diferentes estados de la republica mexicana. 

Le hable del evento que pensábamos tener para invitar a la comunidad, y me dijo que ella podía llevar al grupo “Timanati”. Al llegar el grupo la primera persona que se bajo de la camioneta fue Ronald.  Yo estaba sorprendido de verlo ahi, y despues de platicar un rato, le dije “Para mi obvio que Dios te esta hablando porque tiene un propósito para ti”. 

Esa noche le pedi su numero a Ronald y como dos meses despues lo invite a comer despues de su clase en la universidad.  Ese dia mientras comíamos y conversábamos, el me comento que el se puso a pensar en lo que le habia dicho esa noche.  El se estaba preguntando si habría un propósito para su vida y esa noche yo le habia dicho que Dios tenia un propósito.  Me contó despues como fue que entro a ese grupo, que es de integrantes mexicanos.  Se habia enfermado en guatemala al visitar a familia y en el hospital habia soñado con una compañera de la preparatoria que el no habia visto en un tiempo.  El se acordaba de ella, pero no tenía mucha relación con ella, sin embargo, al regresar a los Estados Unidos la llamo y despues de platicar un poco ella la invito a ser parte del ballet folclórico de su mama. 

En medio de una enfermedad a donde se sentía frágil, Ronald fue claramente dirigido a contactar a una amiga del pasado, para formar parte de un grupo al cual tiempo despues Dios utilizaría para llevarlo a un lugar a donde le contestaría su pregunta ¿Mi vida tendrá propósito?

Utilizándome a mi sin que yo me diera cuenta.

Hoy almorcé con Ronald despues de unos seis meses de no saber nada de el.  Ronald es escritor y esta a punto de graduarse de la Universidad.  Tiene un libro que van a publicar que esta editando, y muchas historias cortas entre las cuales esta una que trata la segunda venida de Jesús.  Una de sus historias cortas la publicaran en la revista que saca semestralmente la Universidad del Atlántico en la Florida o F.A.U.   

Estábamos conversando y le comenté que habíamos recientemente comenzado un grupo que nos reunimos domingo en la noche, a celebrar la vida en Cristo.  Es muy casual y cantamos, oramos, leemos de la palabra algo y lo tratamos de aplicar a nuestras vidas.  También partimos pan sin levadura y tomamos jugo de uva recordando el sacrificio que Jesus hizo por cada uno de nosotros.  Un momento íntimo a donde compartimos la manera en que hemos visto a Jesús, en nuestras vidas esa semana. 

Un momento, donde quizás asi sea por un silbido apacible, el Señor nos hable al corazón dejando clara su presencia activa en cada uno de nosotros.  No tiene que ser en medio de un incendio, o una tormenta, puede ser en una cama con un resfriado, o quizas tal vez en medio de una danza típica mexicana. 

Lo que no sabe Ronald es que Dios lo utilizo a El, para hablarme a mi y dejarme claro mi propósito de vida.