Daniel Nin
Estad quietos, y conoced que yo soy Dios; Seré exaltado entre las naciones; enaltecido seré en la tierra. Salmo 46:10
Ese sábado llegué a casa de mi papá, tenía una semana sin verle, ¿la razón? estuve fuera del país en un viaje misionero. Al llegar lo primero que hice fue ir a verlo, pues al salir del aeropuerto le llamé por teléfono para saludarle: “tienen una semana con fuertes dolores” fue lo que me dijeron por teléfono. El cuadro era muy deprimente. Ver a mi papá quejarse por momentos, otras veces solo aguantado fuer algo terrible. Dios nos libre.
Los intensos dolores siguieron por varios días. Mientras rogaba a Dios que no le dejara sufrir que hiciera algo. Pero Dios dijo que no. ¿Por qué lo digo? Porque se que le sirvo al Dios que todo lo puede, pero se también que le sirvo al Dios que sabe lo que le conviene y lo que no a sus hijos. No necesito entender toda la voluntad de Dios, de hecho, es imposible para mi mente finita comprender el perfecto plan de Dios, más como hombre, se me hace muy difícil estarme quieto, impotente ante el sufrimiento físico de mi papá, quien es, para mí, un siervo de Dios en todo el sentido de la expresión.
Como dije antes no necesito entender toda la voluntad de Dios y agrego, Dios es Dios, no está obligado a darme todos los detalles, pero una cosa se, aun no entienda, mi deber estarme quieto y hacer lo que Dios me ha mandado hacer. Él dice que me esté quiero, más me vale obedecer, de lo contrario Él buscará la manea de tranquilizarme para entonces bendecirme.
¿Qué va a pasar con mi papá? No lo sé, en este punto el diagnóstico es reservado. De algo si estoy convencido, Dios tiene un plan y Él tiene el control de ese plan, y las consecuencias del mismo son de dimensiones divinas. Aunque no lo entiendo del todo, estoy seguro de que es así.
Dios ayúdame a estar tranquilo y esperar en Ti. Tú Señor no solo eres quien a formado a la humanidad, incluido mi padre, también sigues sostenido tu Creación. Ayúdame junto a los míos, a estar tranquilo, esperando atentamente para ver su gloria manifestada de la forma y manera que desde ya has ideado. Y aun tu voluntad nos sea dolorosa, Dios, con gozo ayúdanos a aceptarla. Pues innegables es que Tú, oh Señor sabes lo que haces. Tu Espíritu Santo nos consuele, aliente y sostenga. En el nombre de Cristo Jesús, amén.