¿De qué sirve hacer tanto, si se hace para destruirnos?

José G. Palafox.

Notas para reflexionar sobre la realidad de la humanidad.

Ministro del evangelio de Cristo.

Hoy tengo una lista de cosas que debo realizar. Algunas son nuevas, pero otras ya vienen de planes anteriores, solo las debo seguir hasta ver su final. Me levante temprano con el afán de todos los días. Hice oración y agradecí a Dios por la vida, pero más por la terrenal que por la celestial. Me da pena decirlo pero estuve muy distraído mientras estaba orando por la urgencia de iniciar mi agenda de actividades de ese día. Todos en la familia estábamos igual. Movidos con el mismo afán.

Mi esposa con su lista de cosas empezando con la preparación de alimentos. Mis hijos de igual manera con su mundo de la escuela. Yo, entre otras cosas con asuntos pendientes de pagar y de comprar por la época navideña que pronto llegaría. Nuestra salud física en buen estado. Motivados por tener nuestra economía en buen nivel para disfrutar las vacaciones navideñas. Todo bien en términos de la aprobación humana.

Entre comentarios aislados se escuchaban platicas: “Pues dicen que en países del otro lado del mundo hay una amenaza a la salud causada por un virus desconocido”. Otros decían: “Hay que estar alertas porque dicen que nos va a llegar una enfermedad nueva del otro lado del mundo”

Todos esos comentarios me parecían sin sentido, sin ser una seria amenaza y poco probable que nos pudiera alcanzar. Por lo pronto, la rutina seguía entre todo el mundo de occidente. Países amenazándose con el alta y baja del petróleo, presidentes negociando con tratados de libre comercio. Gente de Centroamérica, de Africa, de India, etc. abandonando sus países huyendo a otros arriesgando sus vidas al buscar refugio.

Sin darnos cuenta, toda la humanidad ya teníamos cerca una seria amenaza. Llego navidad, termino el año 2019 y al comenzar el 2020 aquello que se escuchaba con duda ya era una realidad.
“Miles de personas están muriendo” decían unos. “Hay miles de personas infectadas con el virus” decían otros. La incredulidad ante lo que se escuchaba seguía prevaleciendo. “Son intereses políticos” “Son los gobiernos queriendo controlarnos” “Es negocio de los laboratorios” Para miles de personas esa idea ya había cambiado y cuando vimos la gravedad del coronavirus todos dejamos de dudar. Ya nos había alcanzado. Nuestras autoridades empezaron a tomar medidas de palabra solamente, porque no podían resistir al enemigo invisible.

Se cancelaron las clases escolares de todos los niveles, se prohibieron las reuniones de todo tipo, se empezaron a cerrar empresas, se cancelaron vuelos, se cerraron restaurantes y todos los centros nocturnos, etc.

¿Dónde quedaron aquellos días de afán en que toda la humanidad se había desenfrenado? Y juntamente con el afán también la humanidad en su mismo desenfreno se ha vuelto como Sodoma y Gomorra: Varones echados con varones, madres abandonando a sus hijos, mujeres y hombres entregados a la infidelidad, todos burlándose de Dios, (Romanos 1 : 18 – 32)

Gobernantes ya están contagiados, Ricos y pobres de todas las naciones concentrados en cuidados a su alcance. Prohibido salir de sus casas. Dios llenó el nivel de su ira.

Pronto nos dimos cuenta de la impotencia para seguir viviendo. Pronto nos vimos tan frágiles como una barca ante una gran tempestad. ¿Quién se pondría a pensar en vacaciones? ¿Quién estaría pensando en comprar automóvil nuevo?

Lo peor es que los inmorales y pecadores no creen que sus depravadas formas de vida provocan la ira de Dios. Ese es el pecadovirus que mata. Lamentablemente cristianos también están muriendo. La diferencia está en que ellos verán a Dios. Ellos estarán con Dios porque lavaron sus ropas. Los cristianos reconocieron a Jesús y le sirven como testigos para anunciar su bendito nombre.

Los cristianos de verdad, estemos tranquilos ante la amenaza de ese enemigo invisible. Si Dios lo permite, tiene sentido su existencia. En la Biblia hemos aprendido que Dios usa diferentes formas de hacer su justicia. Usa aun a los incrédulos sin que ellos se den cuenta.

Siempre daremos GRACIAS a DIOS porque EL es JUSTO. Siempre daremos GLORIA A DIOS porque el BUENO.

En su infinita misericordia ponemos la vida que EL nos concede. VIVA DIOS.