Tengo anhelo de Dios

Leonor Rojas

 

A unas horas de concluir este año 2019, quiero reflexionar detenidamente sobre lo que significó para mi este año, siento profunda gratitud, por un año de formación espiritual al cobijo de ASHREI, donde todo el crédito es de Él, porque “Él derrite, disuelve y hace maleable nuestras voluntades”, debo reconocer que Él no estaba dentro de mis planes 2019, y leer esto no me enorgullece, pero me da esperanza como lo cita Tomas Kelly, “Porque Dios obra en nuestras almas, en lo más hondo de sus profundidades y toma más y más control, mientras estamos más y más dispuestos a ser preparados para Su maravilla”.

Todo empezó con una invitación a un retiro y luego el compromiso de leer unos libros y luego poco a poco las cosas se fueron modificando; debo sincerarme, que en este momento tengo en mi mente tantas citas, frases, reflexiones, aprendizajes, mensajes, autores; que pido disculpas porque sin querer este texto es un poco de algunos de ellos.

 

Hace muchos años, más de veinte estoy segura, trabajaba para una compañía donde interactuaba profesionalmente con muchos médicos, uno de ellos, Jefe de una sección de un hospital en una charla informal, me dio la lista de los 20 libros que debía según su recomendación leer, pero el primero que debes leer me dijo, es la Biblia; no la leí, por las variadas excusas que pudiera citar aquí, inclusive la relacione a practicantes de religiones ajenas a la doctrina con la que crecí en casa; pero justo fue Richard Foster en Celebración de la disciplina en el capítulo de la Disciplina del estudio donde comparte lo siguiente: “Cuando acudimos a La Escritura no acudimos a acumular información, sino a ser cambiados”.

 

“Toda la escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia, a fin de que el siervo de Dios esté enteramente capacitado para toda buena obra”. -2Timoteo 3:16-17

 

Aún es muy superficial mi estudio bíblico, aunque mi disposición es buena, La luz se apaga, la voluntad flaquea, el tedio vuelve como lo dice Kelly.

Daniel Napier en el primer retiro de la Cohorte, al hablar de esta transformación interna nos mostraba ese triángulo donde se encuentran las ideas en un vértice, y que en mi caso, esas ideas, lecturas bíblicas, no las entiendo y no las puedo interpretar en este tiempo con mi casi nulo estudio bíblico, “Pero esto es lo que soy yo a menos que me ayudes tú” y de esta forma, durante estos meses, esta oración me acompañó cotidianamente en mi vida. Por ello, esta formación espiritual si bien ha implicado compromiso y dedicación, ahora entiendo muy bien a Foster cuando se refiere a que la “La gracia es gratuita pero no barata”.

 

Tampoco fue un año tan fácil debo reconocerlo, profesionalmente los resultados no fueron los esperados, sin querer lastime profundamente a unos amigos al hacer una mala inversión, y entonces hubo serios momentos de ansiedad, angustia y desesperación; se me atravesó Dios… como lo describe George Fox… Y luego, si el Señor Dios se les atraviesa en el camino, y los detiene por mar y tierra, y les quita los bienes y las costumbres, para que la mente no se llene de obstáculos, entonces la mente que está obstaculizada se inquietará por estar fuera del poder de Dios. Entonces entendí como una mente atormentada y fragmentada por los asuntos externos difícilmente esta preparada para la meditación, pero entonces como lo exhortó Pablo, “oré sin cesar”; sólo en Él encontré un refugio seguro, Él me mostró su amor incondicional, en la lectura de los Salmos, en los libros de este programa, en los ejercicios y lecturas de Trevor Hudson, Pausas para el Adviento y de todos los mensajeros que puso en el momento indicado,  de tal forma que fue justo el 25 de Diciembre cuando sentí que Él había nacido en mi corazón, que me devolvía la paz al suplicarle incesantemente “Abre Tú mi vida, guía mis pensamientos a dónde no me atrevo a permitir que vayan. Pero Tú te atreves. Hágase Tú voluntad”. Y así, Él me ha estado conduciendo al camino del perdón, el de aquellos que creí haber olvidado, pero en el fondo no había perdonado, inclusive el perdón a mi misma por los errores cometidos, por esconder los talentos que Él me ha dado y no ponerlos a su servicio; por eso tengo tanto anhelo de Dios, porque “El cambio interno que necesitamos es Obra de Dios no de nosotros”.

 

Estoy cerrando este año inmensamente agradecida con Él, pero también con la energía de iniciar un año nuevo, preparándome para la llegada de 2020, donde se pondrán las disciplinas en marcha, una de ellas será el ayuno, que ya no tendrá un objetivo saludable recomendado por mi nutricionista, sino donde en el ayuno nuestro sustento es la palabra de Dios.

 

Que Dios me dé el valor, la sabiduría y la fuerza para tener siempre como primera prioridad “El buscar primeramente el reino de Dios”, y recordando a Daniel Napier, el reino de Dios no es un lugar, es un verbo…es Dios actuando con poder.