Daniel Nin

“y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz.”

Génesis 1:2(b), 3.

Es interesante como antes de que la Biblia mencione la acción del Espíritu Santo, todo era un caos, desorden, oscuridad, confusión. Con la acción del Espíritu se hace presente la luz. Lo cual nos lleva a pensar en nuestras vidas antes de que la Luz llegara a nosotros.

Es trabajo del Espíritu convencernos de que somos pecadores. Ante de que un pecador sea convencido de que su naturaleza caída, la vida de esa persona, en términos espirituales, es un verdadero caos. Su alma camina a ciegas, desorientada, no encuentra el camino de regreso a Dios. El alma que camina sin dirección, es como una brújula que apunta a un norte falso.

Sólo por la obediencia a la voz del Espíritu, es como cada uno, que se ha apartado de Dios puede volver a Él, pues solamente por la acción del Espíritu Santo podremos ir a la Luz, es decir a Jesús. Es interesante, el Espíritu nos lleva a Jesús y Él no lleva al Padre. Así somos rescatados, no solo del pecado, sino del peor de los enemigos, uno mismo.

Por seguir la voz del Espíritu es como el alma humana puede ir a la Luz, y la vida del peregrino que vive en la luz, será organizada, y ser librada del caos, pues bajo la Luz el caminante sabe dónde dará cada paso, no tropezara porque anda de día siempre. Puede ver los obstáculos que hay en el camino y por estar bajo la Luz, sabrá qué hacer. Sabe que en la Luz es la única manera posible de volver a casa, al Padre celestial.

Todo comienza con la acción del Espíritu, si el Espíritu, el Gran olvidado de la Santísima Trinidad. Él que siempre está presente en el caminar del que anda en la Luz. El Espíritu que nos guía a la Verdad. Sin Él, ningún ser humano podría restaurar su relación con Dios, dañada en Edén. Sin Él no sería posible la reconstrucción de la imagen de Dios en el hombre, la imagen distorsionada, dañada en Edén. El Espíritu es el génesis de todo creyente, Él es el principio, pues es el Espíritu quien nos lleva a la Luz, al Cristo de la Gloria por medio del cual el Padre hace nuevas todas cosas, lo cual incluye, una nueva relación y la restauración de la imagen de suya en el hombre

Si somos salvos, es primero porque el Espíritu nos convence de pecado, nos muestra las evidencias de nuestros errores, pero, sobre todo, nos muestra el amor de Dios, el cual, a pesar de nosotros sigue amándonos con un amor que no cambia. Es el Espíritu quien nos enseña como Dios ha cubierto la demanda de su justica, es decir, la justicia de Dios demanda la muerte del pecador, por el Espíritu comprendemos como en Cristo, Dios mismo se ha encargado de cubrir esa demanda.

¿Quieres un nuevo inicio? ¿Quieres un nuevo caminar? ¿Quieres una vida en la Luz? ¿Quieres una vida un caminar seguro en medio del caos? ¿Quiénes saber hacia donde debes ir? ¿Quieres saber lo que Dios ha hecho por ti? Escucha la voz del enviado del Padre, el Espíritu Santo, Él te dirá que hacer. Obedécele y verás como todo cambia.

 Es grandioso como trabaja la Santísima Trinidad. El Espíritu nos convence de nuestra necesidad de acudir a Jesús. Al llegar al Hijo comprendemos nuestra necesidad del Padre, y hasta su trono nos lleva el Cristo crucificado y resucitado.