Trabajando mi única cosa, he notado algunos problemas más profundos en mi vida. Como un escotillón, caigo a un nivel mas profundo cuando noto mi necesidad insatisfecha de ser más amado. He visto más claramente mi adicción a la aprobación; con lo cual he luchado por treinta años; especialmente la aprobación familiar y la aprobación de personas a las que respeto.
Más recientemente, noté que mi motivación está vinculada al perfeccionismo. Cuando cometo un error, a menudo caigo en una clase de auto-vituperio que me atormenta por días. Si es un error lo suficientemente grande, como mentirle a un amigo, mi “auto-flagelación” puede durar meses por una ofensa como esa. Puedo mantenerme la cabeza debajo el agua por un largo tiempo.
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El perfeccionismo obstaculiza el crecimiento espiritual. Anne Lamont dice que “el perfeccionismo es la voz del opresor, el enemigo del pueblo.” Te mantendrá acalambrado y loco toda tu vida.
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Es uno de los principales obstáculos entre tu y lo que quieres hacer con tu vida. “El perfeccionismo se basa en la creencia obsesiva de que si corres con cuidado, tocando cada escalón a la perfección, estarás bien …”. La verdad es que tropezarás de todos modos y muchas personas que ni siquiera están mirando a sus pies lo harán mucho mejor que tú, y se divertirán mucho más mientras lo hacen.
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El perfeccionismo bloquea los capítulos alegres que podemos escribir de nuestras vidas con Dios. Bloquea nuestra atención.
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Bloquea la “alegría y la fuerza de vida” del reino de Dios.
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El perfeccionismo es nuestro intento desesperado de no dejar tanta desorden que tengamos
que limpiar luego. A pesar de que el desorden, nuestras porquerías, y el poner patas arriba a nuestra vida nos muestra que la vida se está viviendo.
La siguiente metáfora puede ayudarnos a comprender cómo el perfeccionismo a menudo puede asociarse con nuestras heridas. Cuando Anne Lamont tenía veintiún años, le extirparon las amígdalas. Durante toda la semana posterior, tragar dolía muchísimo. Ella tenía una receta medica para medicina que ayudo con el dolor, pero se agotó antes de que el dolor pasara. Cuando llamó a su médico para que le recetara otra ronda de medicina para el dolor, el médico le recomendó que masticara chicle y masticara vigorosamente.
Su médico explicó que cuando tenemos una herida en nuestro cuerpo, los músculos cercanos se contraen alrededor de ella para protegerla de cualquier otra violación y de una infección, y que necesitamos utilizar estos músculos si queremos que se relajen nuevamente.
Cuando comenzó a masticar chicle (con gran hostilidad y escepticismo), los primeros mordiscos causaron una sensación de desgarro en la parte posterior de su garganta, pero en cuestión de minutos todo el dolor desapareció, permanentemente.
Algo similar sucede con los músculos de nuestra alma. Cicatrizan nuestras heridas: dolor de la infancia, pérdidas y decepciones de la edad adulta, las muchas humillaciones sufridas en ambas, para evitar que nos lastimen en el mismo lugar otra vez, para mantener fuera
sustancias extrañas. Entonces estas heridas nunca tienen la oportunidad de sanar. El perfeccionismo es una de las formas en que nuestros músculos se contraen. En algunos casos, ni siquiera sabemos que las heridas y los calambres están ahí, pero ambos nos limitan. Nos mantienen en movimiento y trabajando de forma apretada y preocupada. Nos mantienen alejados, paralizados, o vacilando con la vida, nos impiden experimentar la vida de una manera desnuda e inmediata.
Entonces, ¿cómo rompemos con el perfeccionismo?
¿Confiamos que nuestros errores desordenados e líos imperfectos tienen valor?
¿Nuestra imagen de Dios dice que Dios es tenso, crítico … es un perfeccionista? ¿Veo a Dios como el director de una escuela preparatoria con un traje gris que nunca se acordó de mi nombre pero que siempre está hojeando mis archivos con tristeza? Debemos ser muy cuidadosos de no proyectar nuestro perfeccionismo sobre Dios, pensando que él es muy criticón y está enojado con nosotros. Tal vez necesitamos mezclar dentro de nuestra forma de pensar en Dios como alguien que nos divierte un poco más … alguien menos quisquilloso.
Geneen Roth dice que la conciencia es aprender a hacernos compañía con nosotros mismos. Y luego aprende a ser una compañía más compasiva, como si fueras alguien a quien quisieras y quisieras animar.
En mi crecimiento espiritual, al menos ahora, no llegaré muy lejos hasta que empiece a superar mi perfeccionismo. Necesito estirarme hacia una tenacidad de compasión hacia mí y hacia los demás. Y si no lo hago, el perfeccionismo solo me volverá loco. Otra vez citando a Lamont, “El perfeccionismo es una forma infame, congelado de idealismo, mientras que los líos son el verdadero amigo del artista”.
El trabajo de mi día podría haber sido un desastre. ¿Y qué? Estropeé en esa conversación … ¿y qué? En nuestro grupo de única cosa, creo que debemos tomar riesgos y hacer estiramientos que nos ayuden a probar cómo se siente la vida de manera diferente. Seguimos adelante y cometemos errores; aceptarlas. Llamamos a la luz nuestras sombras. Haremos errores, aprenderemos de ellos, nos levantamos del suelo con una mirada de gracia y una mano abierta.
Adaptado de Pajaro a Pajaro por Anne Lamont